Profr. Gregorio Miranda
¿Se ha puesto a pensar, amiga, amigo lector, en quiénes fueron los primeros pobladores de Nayarit? No, no fueron coras, huicholes, mexicaneros o tepehuanos, antes que ellos se establecieron en esta tierra otros grupos humanos que procedentes del norte del país y en busca de mejores condiciones ambientales peregrinaban sin cesar; fueron algunos de aquellos grupos quienes aquí encontraron el lugar adecuado y se quedaron para fundar las primeras poblaciones hace ya unos cinco mil años. De esos primeros seres humanos que se establecieron en territorio del actual Nayarit es de quien hablaremos a partir de hoy. Una de las cuestiones que más inquietan a los seres humanos es el conocimiento de sus orígenes, saber quiénes fueron sus antepasados, cómo eran, cómo vivían. Estas interrogantes nos hacemos los que vivimos en Nayarit: ¿cuáles son nuestros orígenes más remotos?, ¿quiénes fueron los primeros pobladores del estado?, ¿cómo vivían? En búsqueda de las respuestas encontramos que nuestros orígenes no se limitan al actual territorio del estado ni a los habitantes de tiempos recientes, ya sean indígenas o mestizos. Los primeros pobladores de Nayarit llegaron a este territorio hace miles de años, formaban parte de grupos humanos que arribaron al continente americano en busca de lugares propicios. Pero antes de comentar dónde y cuándo se establecieron los primeros pobladores demos un vistazo a lo que cuenta la mitología indígena.
La primera pareja, según la mitología indígena en Nayarit Hace cientos de años, tantos que suman miles, el cielo se estremeció por un gran trueno del que surgió el Sol. Con las aguas del cielo el Sol formó la Luna. Entre la Luna y el mar dieron origen a Nacahué, divinidad hermafrodita que dio nacimiento a Tmurrahue (también llamado Watákame), el primer huichol. Tmurrahue vivía feliz en el mundo pues tenía al alcance de la mano todo lo que necesitaba para comer; pero le hacía falta una compañera. A diario veía que las aves y los animales tenían su pareja con quien vivían y procreaban a sus descendientes. Tmurrahue deseó y soñó tener su pareja. Después de varios intentos y fracasos por tener su compañera, acudió con Nacahué a solicitar ayuda; Nacahué le dijo: “Parte una calabaza y haz una canoa. Deposita semillas de cda fruto y camotes y legumbres. Recoge del río una perrita de aguas y pon todo en la canoa.” Tmurrahue hizo todo lo que le ordenaron y subió a la canoa echándola al río. Nacahué enfureció las aguas y desapareció el mundo antiguo. Tmurrahue se salvó junto con las semillas y la perrita que llevaba en la canoa. Después de se calmaron las aguas, la canoa se detuvo en las montañas de la sierra. Tmurrahue bajó de la canoa seguido de la perrita y plantó las semillas y camotes que llevaba. Fabricó un hacha de piedra y una estaca para sembrar. Llegó la noche y se durmió en una cueva. Al día siguiente, al despertar, encontró a su lado jícaras con frijoles, chile, tortillas y agua. Decidió estar en guardia para conocer a quien le ayudaba y después de varios días descubrió huellas de pies más pequeños que los suyos. Una noche vio que la perrita se quitaba la piel y aparecía una mujer del color de las mazorcas (Zitaima); la mujer salió de la cueva para traer agua y Tmurrahue tomó la piel arrojándola al fuego. En ese momento escuchó los lamentos de la mujer que se estaba quemando; corrió a su lado y apagó el fuego de la mujer con agua del río. La mujer se curó, pero quedó de color moreno. Así fue como Tmurrahue tuvo a su compañera, llamada Zitaima. Ella fue fiel y obediente, como la perrita que le dio origen. De esta manera surgió la primera pareja del mundo huichol. Primeros pobladores de Nayarit Al territorio del actual estado de Nayarit, de acuerdo a los testimonios encontrados en la entidad, los primeros grupos humanos llegaron en época más tardía escogiendo la parte media del litoral estatal para establecerse.
En la región costera de Nayarit se han encontrado vestigios que prueban la existencia de seres humanos con una antigüedad fechada hacia el año 3000 a. C. Es en el municipio de San Blas donde se han encontrado los testimonios más antiguos que prueban la presencia de grupos humanos en la entidad. Esos lugares, que reciben el nombre de complejos, son Matanchén y San Blas. Los vestigios más importantes de estos complejos son los concheros, montículos de conchas de ostión, almejas, cangrejos, y otros productos del mar, asociados a rústicas herramientas de fabricación humana. Los concheros más notables son los localizados en las zonas costeras de Matanchén y San Blas.
De acuerdo con pruebas realizadas para conocer su antigüedad, se afirma que corresponden aproximadamente al año 3000 a. C. Aunque se han encontrado restos de herramientas de fabricación humana, es significativa la ausencia de cerámica, ya que esto nos indica que se encontraban en estado nómada y que la agricultura aún no alcanzaba el desarrollo que los transformara en sedentarios. Tuvieron que pasar más de mil años, desde la llegada de los primeros pobladores, para que se transformaran sus hábitos dejando de ser nómadas para convertirse en sedentarios. Fue hacia el año 1500 a. C. cuando gracias al descubrimiento de la agricultura los grupos humanos se vieron en la necesidad de establecerse en las regiones más adecuadas para cultivar las plantas que les servían de alimento y domesticar a los animales que les eran útiles en su dieta alimenticia. Las zonas costeras y los valles amplios bañados por los ríos más grandes fueron los lugares seleccionados para fundar sus pueblos. Horizontes culturales nayaritas Ubicado el actual estado de Nayarit en el occidente de Mesoamérica, su desarrollo cultural prehispánico se enmarca en los horizontes propios de esa gran región, aunque con características particulares que lo hacen diferente. Una caracterización general de los horizontes culturales en Nayarit puede ser la siguiente.
El Preclásico (1500 a.n.e. – 200 a.n.e.)
El Horizonte Preclásico del occidente mesoamericano se caracteriza por interesantes cambios que se dieron en la vida de los habitantes de la región. En este periodo se inició el sedentarismo gracias al descubrimiento de la agricultura, es decir, durante el Preclásico se inició el cultivo de la tierra, la elaboración de diversos artículos de cerámica para el uso doméstico y ceremonial, así como la construcción de tumbas con características diferentes a otras regiones de Mesoamérica. Al Horizonte Preclásico pertenecen los restos arqueológicos encontrados en Los Cocos y Santa Cruz, localidades del municipio de San Blas, consistentes en vestigios de casas construidas sobre basamentos de tierra y piedra con abundantes herramientas y utensilios propios de pueblos con incipiente vida sedentaria. Entre las herramientas y utensilios se encuentran navajas, cuchillos y martillos, así como artículos para la pesca y el hogar: redes, anzuelos, raspadores de concha y caparazones de tortuga. Es también en este periodo cuando se fue poblando paulatinamente el actual territorio nayarita; en su extenso litoral, en los valles y en la región serrana se han encontrado muestras de la existencia de grupos humanos. Destacan las poblaciones sedentarias tempranas en los municipios de Ixtlán del Río, Xalisco y Santiago Ixcuintla, además de las localizadas en el municipio de San Blas.
Clásico (200 a.n.e. – 900 d.n.e.)
El Clásico es el horizonte cultural donde los pueblos mesoamericanos alcanzaron su máximo esplendor, se construyeron los grandes centros urbanos y ceremoniales como Teotihuacan, Monte Albán, Chichén Itzá y otros. En el occidente mesoamericano, particularmente en el territorio del hoy estado de Nayarit, este periodo se conoce con el nombre de comunidades aldeanas; sus centros urbanos o ceremoniales no alcanzaron la magnificencia de las grandes urbes del sureste y del altiplano mesoamericano, pero a cambio aquí se desarrollaron manifestaciones culturales con características singulares que le identifican. Fue en este periodo cuando prácticamente se pobló todo el territorio de la entidad, básicamente en sus valles y en la región costera. La parte serrana también fue poblándose aunque con grupos nómadas que vivían de la caza, la pesca y la recolección de plantas alimenticias. En la costa y en los valles la sedentarización fue el símbolo distintivo con un importante desarrollo agrícola: elaboraron instrumentos para el cultivo como la coa y aplicaron técnicas conocidas en Mesoamérica entre las que destacan el coamil, la de roza o tumba y quema, y el cultivo en terrazas. Paralelo al desarrollo agrícola, el culto a los muertos mostró interesantes actividades y un singular estilo en las prácticas funerarias; aquí destacan las tumbas de tiro que muestran la importancia de sus costumbres funerarias pues en ellas se han encontrado testimonios culturales de las poblaciones indígenas correspondientes a este horizonte cultural; de allí proceden la cerámica y las esculturas más representativas del periodo, las conocidas con el nombre de “estilo chinesco”. El Clásico es también el periodo en que los asentamientos humanos se vieron invadidos por corrientes migratorias que influyeron con sus aportaciones culturales en la vida de las poblaciones ya establecidas en la región. Las corrientes migratorias más influyentes fueron (de regreso o de expansión) la teotihuacana y la tolteca al fundar pueblos en su paso hacia el interior del país o estableciendo su hegemonía militar y/o cultural. Uno de estos casos es correspondiente a los toltecas, que al llegar a lo que hoy es Nayarit fundaron Xalisco a fines del siglo VI o principios del VII (el año 559 según algunos investigadores y el 618 para otros)
Posclásico (900 – 1500)
El Horizonte Posclásico es el periodo de consolidación de los pueblos establecidos en la entidad y el predominio de la cultura Aztatlan. La mayoría de las poblaciones del Clásico sobrevivieron hasta este periodo, aunque con importantes cambios en la vida cotidiana, por ejemplo, se desarrolló de forma importante el uso de metales como el oro, la plata y el cobre. La arquitectura mostró notables modificaciones dejando atrás el uso de casas con techos de cuatro aguas para dar paso al uso de columnas, patios y altares construidos en grandes plazas. Estas formas arquitectónicas se han localizado principalmente en Ixtlán del Río, Chacalilla (San Blas) y en Amapa (Santiago Ixcuintla). El metal fue utilizado en artículos de ornato como pectorales y aretes; es probable que se hayan realizado intercambios comerciales con pueblos sudamericanos pues se han encontrado semejanzas entre algunos artículos de aquí y los originarios de aquellas regiones: los hechos en metal y las construcciones conocidas como tapeixtes (construcciones sobre postes). La clase sacerdotal ocupó lugar privilegiado en la organización social y se extendió el culto a los dioses comunes al resto de Mesoamérica. Otra característica de este periodo fue la transformación y el progresivo abandono que anunciaba la declinación cultural al depositar el poder de los pueblos en la clase guerrera. Fue la época en que se luchaba por el dominio para obtener el tributo de los débiles.
Señoríos
Conforme se realizan estudios en Nayarit respecto a la situación en que se encontraba esta región hasta antes de la llegada de los españoles, surgen pruebas de asentamientos humanos en numerosos lugares localizados en la zona costera y en los valles. Los vestigios son abundantes y de gran variedad en su elaboración, aunque invariablemente han sido saqueados, impidiendo conocer más de nuestro pasado, de nuestros antepasados. Los lugares medianamente estudiados y por lo tanto más conocidos son Xalisco, Ixtlán, Sentispac y Aztatlan. Xalisco (lugar sobre el arenal)
Su origen y desarrollo se ubica en el Horizonte Clásico y en el Posclásico. Por lo que se conoce actualmente, el señorío de Xalisco fue uno de los más importantes en la región, con relaciones comerciales que se extendieron hacia los pueblos del centro de Mesoamérica con los que realizaban intercambios de productos agrícolas, así como de artículos necesarios en la vida diaria y de ornato.
El señorío de Xalisco
comprendió poblaciones localizadas en los actuales municipios de Xalisco, San Blas, Compostela, Tepic, San Pedro Lagunillas y Bahía de Banderas. En esta región se han localizado importantes restos arqueológicos que demuestran el nivel alcanzado. Entre sus poblaciones principales estaban Tepique, Atemba, Pochotitán, Tecuitazco, Xalcocotan, Zacualpan, Xaltemba, Mazatán. El centro de este señorío se localizaba en las faldas del cerro del Coatépec, elevación que alcanza los 1560 metros de altitud sobre el nivel mar y que domina todo el valle de Matatipac, en el actual municipio de Xalisco. Descripción que hicieron los españoles del pueblo indígena de Xalisco En seis de marzo de dicho año (1531), ante Francisco de Vargas, vesitador, vesitó el pueblo de Xalisco, llámase el señor Ziutle, el cual dijo que tiene CCCC casas, y visto y moderado por el dicho vesitador le pareció que no tiene más y se conforma con el dicho de señor que son las cuatrocientos y ochocientos hombres; está este pueblo en ladera de unos cerros grandes y cabe una sierra junto a un gran llano; va poblado barrios y todo lo más junto entre mucha arboleda de frutas. Fuéle preguntado al dicho señor de qué tratan, dijo que de ninguna cosa y no tiene tiangues; son otomíes, todos visten de algodón, es tierra de mucho maíz; está este pueblo de Tetitlán ocho leguas. (*) (*) Tomado de: Archivo General de la Nación. Nuño de Guzmán contra Hernán Cortés, sobre los descubrimientos y conquista e Xalisco y Tepic. 1531. Algunos historiadores afirman que este señorío fue fundado a fines del siglo VI o principios del VII por grupos migratorios toltecas en su paso hacia el centro del país. Al establecer aquí esos grupos, impusieron su dominio a los ya existentes en la región. La numerosa población de este señorío alcanzó un notable desarrollo, su organización social y vida cotidiana tuvieron las siguientes características: Ocupaciones Se dedicaron fundamentalmente a la agricultura, a las actividades textiles y al comercio. Desarrollaron la técnica de cultivo en terrazas, cultivaron maíz, frijol, calabaza y algodón (aquí se conoce con el nombre de pochote) principalmente. Destacaron en las artes, la arquitectura y la medicina. En la música emplearon instrumentos de percusión y de viento: teponaztli, caracoles, sonajas de barro y la chirimía. Religión Al igual que en toda Mesoamérica, durante el Horizonte Clásico nayarita la religión ocupó lugar destacado en la vida diaria, los dioses eran el centro de todas sus actividades y la clase sacerdotal ocupó lugar preferente. Su religión fue politeísta. En sus inicios rindieron culto a los elementos naturales, posteriormente su deidad principal fue Teopilzintli (dios niño). Organización social La organización fue muy semejante a la de los pueblos más avanzados de Mesoamérica, es decir, existió una pirámide social donde la autoridad máxima era el tlatoani (podía ser hombre o mujer); seguían diferentes jerarquías como el consejo de ancianos, el de los guerreros, los caciques, las castas y los plebeyos o castas bajas. Los habitantes del señorío de Xalisco eran de diversos grupos: cocas, tecos, cashcanes y tepehuanes, que hablaban la lengua náhuatl y la tepehuana. Con rasgos semejantes se desarrollaron los demás señoríos prehispánicos que se establecieron en esta entidad.
Ixtlán
(donde abunda la obsidiana) Es la zona arqueológica nayarita más estudiada. Su zona de influencia se extendió por los actuales municipios de Ixtlán del Río, Ahuacatlán, Jala y Santa María del Oro. Sus principales poblaciones fueron Cacalután, Tepuzhuacán, Mexpan, Zoatlán, Xala, Jomulco, Tequepexpan, Camotlán, Tetitlán, Acuitapilco y Zapotán. Cerca de la cabecera municipal de Ixtlán se encuentran los restos de lo que fue el centro ceremonial más importante del área: Los Toriles. En Los Toriles se encuentra una pirámide poco usual en Mesoamérica, es una construcción redonda de 24 metros de diámetro por cuatro de altura. Tiene cinco escalinatas distribuidas armónicamente en su perímetro. En el muro que remata la parte superior se encuentran unas troneras en forma de cruz. Probablemente este centro ceremonial fue dedicado a Quetzalcóatl, personaje central de la cultura tolteca. Las tumbas de tiro son las construcciones funerarias más representativas del área, aunque aparecen otras modalidades como las tumbas de fosa o fosas de tierra donde sepultaban a sus muertos casi a flor de tierra. La cerámica está constituida por vasos de cuerpo esférico con alto cuello de paredes verticales y con triple soporte de cascabel. Los motivos ornamentales más frecuentes son flores y mariposas estilizadas, cabezas de tigre y de venado. Abundan las vasijas decoradas con rombos y gajos de color blanco sobre rojo. Por las características especiales de la cerámica y esculturas de esta región, se les conoce con el nombre de “estilo Ixtlán”. Las pequeñas esculturas de 30 a 40 centímetros de altura se distinguen por los adornos consistentes en aretes y perforaciones operadas en la nariz, donde colocaban uno o más aros. De la rica cerámica Ixtlán, destacan las maquetas de excelente acabado, por medio de ellas podemos intuir las formas de vida, la organización social y la vida económica característica de estos pueblos. Hay maquetas que representan casas, grupos en alguna actividad y canchas de juego de pelota. Son siempre construcciones con vida y movimiento. Son, asimismo, dignas de mencionarse las esculturas que representan guerreros, identificables por llevar un casco provisto de pequeñas prolongaciones en la parte superior; el pecho se encuentra protegido por una armadura y en las manos sostiene un bastón que hace las veces de un mazo. Generalmente la parte inferior va desnuda.
Sentispac
Este nombre significa lugar de las sementeras de maíz Este señorío, fundado por grupos humanos que llegaron del norte del país en la época de las grandes migraciones hacia el centro de lo que hoy es México (Horizonte Clásico) se localizaba fundamentalmente en el actual municipio de Santiago Ixcuintla y parte del de Tuxpan, teniendo como límites geográficos los ríos Santiago y San Pedro. El centro más importante era Sentispac y otros destacados fueron Amapa, Botadero y Coamiles (este último en el actual municipio de Tuxpan). En esta área geográfica abundan muestras de la cerámica utilizada por los habitantes del señorío, son de una amplia variedad y de muy buena elaboración los clasificados como Amapa rojo, Botadero negro, Sentispac rojo y Tuxpan esgrafiado, vestigios encontrados en las cercanías de las poblaciones que llevan esos nombres. Además de la abundante pedacería de cerámica se han localizado testimonios de la vida cotidiana: maquetas con personas realizando alguna actividad, reproducciones de casas habitación y del juego de pelota. En Coamiles, municipio de Tuxpan se han realizado estudios arqueológicos (principalmente por investigadores franceses) permitiéndonos conocer que allí existió una población importante que en el cerro tuvo su centro ceremonial, ahí se localizan petroglifos y pequeños montículos que probablemente formaron parte central de este asentamiento prehispánico. Lamentablemente la destrucción registrada en el área del antiguo señorío de Sentispac desde la llegada de los españoles y hasta nuestros días, ha dificultado el estudio y reconstrucción del desarrollo alcanzado por aquellos pueblos indígenas.
Ahuacatlán
(lugar de ahuacates o aguacates) Al sur del estado de Nayarit se desarrolló otro pueblo indígena durante el Horizonte Clásico que se extendió por el actual municipio de Ahuacatlán y parte de los de Ixtlán del Río, Jala y Santa María del Oro. Los testimonios sobre la existencia de este señorío los dan los cronistas españoles que describen cómo en su viaje de exploración y conquista, desde el año 1525, aquí encontraron “mucha población” que vivía de la agricultura, con casas bien construidas; además, dijeron los cronistas, eran de “mucho temple y carácter guerrero”. Fue precisamente en Tetitlán, en el hoy municipio de Ahuacatlán donde los españoles expedicionarios pioneros al mando de Francisco Cortés de San Buenaventura, tuvieron el primer enfrentamiento armado. Los pueblos que estuvieron en la jurisdicción del señorío de Ahuacatlán fueron: Cacalután, Mexpan, Zoatlán, Jala, Jomulco, Tequepexpan y Tetitlán. Es probable que al decaer la influencia de este señorío, el de Ixtlán predominó en la región. Como ocurre en casi todo el territorio nayarita, la destrucción y depredación efectuada contra los testimonios prehispánicos nos impiden conocer más de nuestro pasado.
Xécora
Con características muy diferentes a los señoríos que hasta aquí hemos bosquejado, y localizado en la Sierra Madre Occidental, en el actual municipio de El Nayar, se formó otro por coras y huicholes durante el Horizonte Clásico y todo el Posclásico. Por la información que se tiene del señorío de Xécora, éste se puede dividir en dos grandes momentos: el primero, que se remonta al año 600 d. n. e. que tuvo como personaje central a Majakuagy, enviado de los dioses para unificar a los pueblos indios que se encontraban dispersos en la gran área geográfica que comprende parte de los actuales estados de Jalisco, Nayarit, Durango, Zacatecas y Chihuahua. A la muerte de este personaje sus restos mortales fueron conservados en un altar de la sierra y ahí venerados, pero con su deceso terminaron los propósitos unificadores, hasta fines del siglo XV d. n. e. cuando asumió el poder Nayar o Nayarit, indio cora que logró tener bajo un solo mando a coras, huicholes y tepehuanes dando así origen a la creación del señorío de Xécora, tal como lo encontraron los españoles en sus viajes de exploración y conquista. Fue el señorío de Xécora el que presentó mayor resistencia a la conquista española, tanta que si las partes bajas quedaron bajo su control desde el año de 1532, la región serrana, dominada por los coras y huicholes se conservó independiente hasta el año de 1722. Los testimonios materiales del desarrollo alcanzado en el señorío de Xécora son escasos debido la forma de vida que llevaron en la accidentada región serrana; fueron seminómadas, sus casas construidas de varas y adobe con techo de paja con facilidad eran destruidas; sus utensilios domésticos eran rudimentarios, de piedra. Si bien fueron profundamente religiosos, sus centros ceremoniales eran en muchos casos naturales: cuevas, piedras, mesetas. Vivían de la caza y su agricultura era rudimentaria pues las condiciones geográficas no les eran favorables.
Aztatlan
(lugar de garzas) De las culturas prehispánicas que se desarrollaron en esta región, la conocida con el nombre de Aztatlan o Aztlán se estableció al norte de Nayarit y sur de Sinaloa. Se han encontrado restos arqueológicos propios de esta cultura principalmente en los actuales municipios de Tecuala, Santiago Ixcuintla, Tuxpan y Acaponeta. El centro urbano más importante se localizaba donde se encuentra la población de San Felipe Azatatán, municipio de Tecuala, lugar en el que se ha construido un monumento a la Mexicanidad. En Aztatlan el desarrollo cultural fue el más avanzado en el Nayarit prehispánico a finales del Horizonte Clásico y durante el Posclásico. Los habitantes de este señorío tienen su origen en los grupos migrantes llegados del norte del país, mas en sus manifestaciones culturales encontramos rasgos que denotan la influencia de culturas establecidas en el centro de Mesoamérica: toltecas y teotihuacanos. A la cerámica policroma se suma la elaboración de vasos trípodes con figuras de dioses, humanas y de animales, además de objetos de obsidiana (navajas, puntas de flecha) y piedra (metates, hachas, machacadores). Aquí la metalurgia alcanzó un desarrollo extraordinario, anticipándose a otros pueblos mesoamericanos nucleares; en este campo se utilizaron técnicas como la cera perdida, el repujado y el enrollado utilizando un solo metal o en aleaciones. Los metales utilizados fueron cobre, oro y plata para elaborar objetos para el trabajo -hachas, cuñas, coas, anzuelos, cuchillos-, adornos –orejeras, anillos, aros-, además campanas y vasijas diversas. La cultura Aztatlan se desarrolló fundamentalmente en los estados de Sinaloa y Nayarit aunque se encuentran evidencia de su influencia en entidades como Durango, Chihuahua, Jalisco, Michoacán; en Nayarit la presencia de rasgos culturales de Aztatlan se pueden identificar en gran parte del territorio estatal, desde los actuales municipios de Acaponeta y Tecuala al norte, hasta el sur en Ixtlán del Río y Bahía de Banderas.
¿Por qué la importancia de Aztatlan?
Investigadores apoyados en valiosos documentos indígenas afirman que el origen de la peregrinación mexica o azteca se encuentra en Nayarit. Es decir, fue de este estado de donde salieron los aztecas hacia el año 1100 para fundar después de 200 años de peregrinar, en la tierra prometida por sus dioses, la Gran Tenochtitlan, donde hoy se encuentra la ciudad de México, Distrito Federal, capital federal de nuestro país. El principal documento que describe la peregrinación mexica es el códice Boturini o Tira de la Peregrinación, ahí se identifica como su origen a Aztatlan, tierra de los aztecas o mexicas, llamados también tenochcas en honor del sacerdote Tenoch, quien los guio en el inicio de la peregrinación. La cultura Aztatlan es de gran importancia ya que trascendió nuestras fronteras estatales y pasó a formar parte de la historia nacional. Aztatlan inició su decadencia hacia el año 1300; sus principales pueblos fueron abandonados poco a poco y en esas condiciones estaban 225 años después, a la llegada de los españoles.
Chacalilla
(lugar de camarones) Otra importante población prehispánica que alcanzó un notable desarrollo cultural a fines del Horizonte Clásico y todo el Posclásico fue Chacalilla. Los vestigios de esta población indígena se localizan a diez kilómetros al norte del puerto de San Blas. Por la información que se tiene de esta zona arqueológica, Chacalilla tuvo su época de esplendor entre los años 700 1600 de nuestra era. Su economía era mixta, sustentada principalmente en la recolección de mariscos y en la agricultura. En esta zona se han encontrado utensilios como metates, machacadores, cuencos extendidos y profundos (platos, cazuelas), molcajetes, ollas globosas con motivos decorativos geométricos. Los colores predominantes en la cerámica son: rojo sobre naranja, rojo sobre bayo y negro sobre blanco. Otros objetos encontrados consisten en hachas ranuradas, azuelas, martillos en basalto, navajas y lascas de obsidiana. La posición geográfica de esta población debió servir para ejercer su dominio militar y económico sobre poblaciones aledañas, estableciendo al mismo tiempo alianzas con otros pueblos de la región. Petroglifos y toponimias Además de las poblaciones prehispánicas señaladas, es significativo el hecho de que prácticamente en todas las partes bajas del actual territorio nayarita encontramos muestras de haber sido pobladas desde hace siglos, en su mayor parte correspondientes a los horizontes Clásico y Posclásico.
Los petroglifos
Entre los testimonios prehispánicos de Nayarit destaca la profusión de petroglifos localizados por todo el territorio estatal. Los sitios con piedras grabadas se encuentran prácticamente en todos los municipios: en la sierra, en los valles, en las llanuras costeras, en todas partes. Entre los más notables lugares de petroglifos están Altavista y Zacualpan en el municipio de Compostela; La Pila de los Monos en Huajicori, y Coamiles en Tuxpan. Los símbolos que se identifican en las piedras grabadas van desde sencillas reproducciones de animales (venados y lagartijas en Coamiles); representaciones del Sol (círculos concéntricos), vida y movimiento (espirales); figuras humanas, varios diseños más complejos que pueden ser de planetas (Venus) y otros que permanecen indescifrables.
El estudio de estas manifestaciones humanas ha tenido su mejor exponente en la arqueóloga Gabriel Zepeda García Moreno que desde la última década del siglo XX ha dedicado su tiempo y esfuerzo a desentrañar esta valiosa fuente de información.
Hola Amigo
ResponderEliminarTu blog es excelente, felicidades. Necesito tu ayuda para conseguir el número telefónico del Sr. Juan Bananas, seguramente lo conoces, así como el número de su panadería el Yako, para realizar unos trabajos de promoción de la gastronómia de San Blas en distintas partes del pais.
Apreciaría mucho si pudieras ayudarme a conseguir esta información.
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ivan.holguin@gmail.com
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